Esto te interesa muuucho… Y es que no nos basta solo con hablarte del pagaré electrónico vs. pagaré físico. A partir de esta comparación, te vamos a contar cuáles son las ventajas clave para las entidades financieras en Colombia.

El pagaré en papel ha sido, históricamente, la herramienta jurídica para respaldar créditos en el país. Firmado a mano y almacenado físicamente, este documento ha servido como garantía legal y como base para procesos ejecutivos en caso de incumplimiento. Sin embargo,, el pagaré físico ha empezado a mostrar sus limitaciones: su lentitud, el riesgo de pérdida y la falta de trazabilidad lo hacen poco viable para entidades financieras que buscan escalar su operación.

Hoy, gracias al marco legal colombiano, el pagaré electrónico es una alternativa 100 % válida y mucho más eficiente. Su implementación no solo optimiza procesos, sino que también refuerza la seguridad jurídica de entidades financieras y fintech.

En Colombia, la Ley 527 de 1999 y el Decreto 2364 de 2012 reconocen la validez jurídica de los documentos electrónicos, siempre que se cumplan dos condiciones esenciales: que se pueda identificar al firmante de forma confiable y que se garantice la integridad del documento. Estas condiciones se cumplen fácilmente cuando se firma a través de una plataforma tecnológica que incluye autenticación robusta (OTP, biometría, etc.), estampa de tiempo y registro técnico de evidencia.

A diferencia del pagaré físico —que requiere impresión, firma presencial, escaneo, custodia y, muchas veces, transporte—, el pagaré electrónico se firma en minutos y desde cualquier lugar. Esto reduce costos, mejora la experiencia del usuario y agiliza el proceso de otorgamiento de crédito, lo cual es clave en un ecosistema donde la rapidez marca la diferencia. Incluso, el pagaré electrónico resulta más económico de llevar para las empresas.

Además, el pagaré electrónico incluye elementos técnicos que el papel simplemente no puede ofrecer. Cada firma queda respaldada con trazabilidad: dirección IP, fecha, hora, ubicación, método de autenticación y más. Estos elementos sirven como prueba jurídica en procesos judiciales o de cobranza, con un nivel de detalle que supera al documento físico.

Otra ventaja clave es la custodia digital, que evita pérdidas, daños o extravíos. Los pagarés electrónicos pueden almacenarse en entornos seguros y con acceso controlado, lo cual elimina riesgos y facilita la gestión documental a largo plazo.

En resumen, el pagaré electrónico no solo es legal, sino que ofrece más seguridad, agilidad y escalabilidad que su versión física. Las entidades que lo adoptan no solo modernizan su operación, sino que también fortalecen su respaldo jurídico y reducen significativamente sus tiempos de formalización.


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